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Reconversión de antiguos terrenos de cultivos de regadío en dehesa en el área del PN de Las Tablas de Daimiel

Autor de la imagen: Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel/AdapteCCa

 

El Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel es un espacio natural protegido, configurado como un humedal mediterráneo singular de grandes valores naturales y culturales por la cuenca hidrográfica y geología sobre las que se asienta. La confluencia de dos ríos en una zona de mínima pendiente produce el desbordamiento de sus aguas, lo que unido al aporte subterráneo de un gran acuífero conlleva la formación de un área fluvial encharcada: las tablas fluviales.

El Parque presenta algunas figuras particulares de protección como Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA), Lugar de Interés Comunitario (LIC), Reserva de la Biosfera y Humedal Ramsar.

El Plan Rector de Uso y Gestión del Parque (PRUG) ha corregido algunas alteraciones antrópicas generadas en las últimas décadas. Una medida correctora ha sido la adquisición y reconversión de antiguos terrenos de regadío en dehesas caracterizadas por la presencia de encinas, gramíneas, leguminosas silvestres y pastos anuales aprovechados para el pastoreo de ganado ovino.

Descripción Caso de Estudio
Retos: 

Actualmente, la titularidad del suelo del Parque Nacional (PN) de Las Tablas de Daimiel es pública en su práctica totalidad, formado parte del  mismo algunas infraestructuras tradicionales como las casas de pescadores, consideradas parte de su patrimonio cultural.

En el PN no hay explotaciones extractivas, salvo algunas extracciones tradicionales puntuales de recolecta de carrizos o enea. Sin embargo, gracias al elevado nivel piezométrico de la zona, en algunas áreas colindantes se ha desarrollado una agricultura de regadío, en un territorio realmente caracterizado por los cultivos de secano. Parte de estos terrenos cultivados invaden la zona periférica de protección del Parque (de 5.410 ha), ocasionando daños al ecosistema y a la fauna local y migrante en dicha zona. Además, el parque cuenta con un área de influencia socioeconómica de 82.174 ha, en la que se incluyen tres municipios.

Debido a la citada problemática, en el Parque se ha seguido una política muy activa de adquisición de terrenos en los últimos años, motivada en parte por el rescate de derechos de aprovechamiento de agua, dentro de las medidas encaminadas a reducir la sobreexplotación de la unidad hidrogeológica en la zona.

En total, se han adquirido 1.106,50 ha y se han rescatado 3.128.871,10 m3 de riego potencial. También se han tramitado distintos expedientes para aprovechamientos agropecuarios de secano con uso ganadero tradicional en predios de su Zona Periférica de Protección.

En este sentido, en el Plan Rector de Uso y Gestión (PRUG) del Parque Nacional (PN) de Las Tablas de Daimiel aprobado por Decreto 87/2017, de 5 de Diciembre (Diario Oficial de Castilla La-Mancha de 18 de Diciembre de 2017), en su artículo 6.1.3 se puede encontrar, entre otras, las siguientes disposiciones:

  • Se mantendrá la adquisición de predios de la zona periférica de protección para futuras ampliaciones del Parque Nacional priorizando la compra de aquellos colindantes con el parque nacional o con predios propiedad del Organismo Autónomo Parques Nacionales (OAPN), dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica, que a su vez colindan con el Parque.
  • Se procederá a incrementar la biodiversidad del parque nacional desarrollando un programa de restauración de hábitats terrestres, para ello se recuperará un mosaico de diferentes formaciones vegetales donde se intercalen dehesas, manchas de monte mediterráneo o pastizales naturales.
  • Para la regeneración de zonas desarboladas orientadas hacia la formación dehesa se procederá a efectuar repoblaciones con planta autóctona y de origen certificado, de manera aleatoria y siempre con protectores ganaderos individuales que garanticen el mantenimiento del uso agroforestal.

Siendo fieles a lo dispuesto en el PRUG y preocupados por los efectos que el cambio climático puede deparar en espacios naturales como el afecto, el Parque Nacional se propuso en 2017 la reforestación de un predio colindante que había sido adquirido hacía unos años. Para ello puso en marcha el proyecto denominado “Reconversión de antiguos terrenos de cultivos de regadío en dehesa en el área de Protección del Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel” que se tramitó dentro del  Plan de Impulso al Medio Ambiente para la Adaptación al Cambio Climático (PIMA).

Dado que el PIMA es un conjunto de medidas concretas destinadas a paliar los daños que este fenómeno del cambio climático pueda provocar en nuestro país y prepararse ante los que previsiblemente puedan ocurrir, y que entre estas medidas se encuentra la puesta en marcha de una gestión de adaptación de las masas forestales frente al mismo, proponiéndose la realización de repoblaciones con objeto de reducir y/o compensar las emisiones de dióxido de carbono (CO2), se consideró que el proyecto encajaba perfectamente en la filosofía de este Plan.

Objetivos: 

El proyecto consistió básicamente en la reforestación con encinas de una superficie de 104 ha, en el paraje conocido con el nombre de La Duquesa, pertenecientes a una antigua finca limítrofe con el Parque Nacional, dedicada al regadío intensivo.

El principal objetivo de esta actuación era conseguir la restauración de la dehesa original propia del terreno, caracterizada por la presencia de encinas, pastizales de gramíneas, leguminosas silvestres y pastos anuales, aprovechables para el pastoreo de ganado ovino de oveja manchega. Además, el posterior desarrollo de la dehesa restaurada sirve igualmente a nivel de mitigación, como sumidero de CO2.

El área elegida para la repoblación se encontraba en la Zona de Protección del Parque Nacional, identificándose con el polígono 2, parcela 6 del término municipal de Daimiel. Ocupaba una superficie de 202,72 ha de las que se repoblaron 104 ha, es decir, algo más de la mitad.

Los terrenos fueron adquiridos por el OAPN en Diciembre de 2007 y en su conjunto presentaban un suelo de tipo calcisol pétrico (CLp) de perfil carbonatado, siendo esta la litología más representativa y característica de la zona.

El OAPN viene adquiriendo predios en la zona de protección del Parque Nacional desde 1999 (proyecto LIFE), con objeto de constituir un perímetro que sea capaz de amortiguar los efectos de las actividades humanas en el entorno del espacio protegido, principalmente los producidos por la agricultura intensiva (extracciones de agua del acuífero, contaminación generada por el uso de abonos inorgánicos o productos fitosanitarios,….), así como procurando una mejora ambiental que incluya la recuperación de los diferentes hábitats terrestres que de forma natural estaban presentes en el entorno del Parque Nacional, consiguiendo, al tiempo, un incremento de su biodiversidad.

En este sentido se vienen acometiendo, desde el año 2001, diversos trabajos de forestación de terrenos agrícolas, transformación de olivares en monte, fomento de pastizales naturales y la restauración de la dehesa original singular sobre sustrato calizo que existía en muchos parajes, objetivo de los trabajos de forestación planteados.

Además de los objetivos principales señalados, el desarrollo del proyecto con establecimiento de la nueva masa forestal, pretende a medio y largo:

  • incrementar la diversidad biológica del hábitat
  • servir como punto de corredor para el movimiento seguro de fauna y flora, siendo muy importante la conexión que se genera entre éste y otros hábitats del espacio protegido
  • aumentar las posibilidades de supervivencia de diversas especies animales al servir como área de refugio, alimento y nidificación contribuir al mantenimiento y aseguramiento hídrico de los acuíferos, con la reducción de la superficie dedicada a regadío
Soluciones: 

Dadas las características termopluviométricas y edáficas de la zona, así como la altitud y latitud del lugar, el área de estudio quedaba encuadrada en el piso bioclimático mesomediterráneo, representado por la serie de vegetación mesomediterránea castellano-aragonesa basófila de los encinares, siendo Quercus ilex subsp. ballota el máximo representante de la comunidad climácica, siendo por tanto, la quercínea elegida para la forestación.

Esta serie es la que ocupa mayor extensión, y su etapa madura es un encinar asentado sobre suelos ricos en bases, con precipitaciones que oscilan entre los 350 y los 550 mm anuales. No obstante, las transformaciones agrarias acaecidas en la zona han ido reduciendo progresivamente este tipo de formaciones vegetales quedando, en la actualidad, tan sólo algunos rodales muy degradados y manchas de dehesas muy abiertas que demuestran la existencia del dominio de esta serie en todo el territorio en épocas pasadas.

Para las tareas de reforestación en este caso, los plantones procedieron del cultivo de semillas que se recogieron en el propio Parque Nacional, en el paraje conocido como Quinto de la Torre.

Dichas semillas fueron recogidas en otoño de 2016, sobre una extensión de 125 ha del propio Parque Nacional, con un gran cantidad de árboles padres, intentando conseguir la mayor diversidad genética y la futura adaptabilidad al terreno de los plantones.

Las semillas fueron posteriormente cultivadas en viveros de la empresa TRAGSA, teniendo la planta el certificado de origen MANCHA.

Como el objetivo de la forestación era conseguir la restauración de la dehesa original sobre sustrato calizo que existía en muchos de los parajes del entorno del Parque, incluida la zona seleccionada antes de su transformación a regadío, se intentó reproducir la disposición del arbolado en las dehesas existentes actualmente en la zona (Zacatena y Casablanca), y se optó finalmente por una distribución aleatoria de las plantas, con una densidad de plantación de unos 50 pies/ha y con distancias entre plantas de como mínimo 15 m. Como se repoblaron 104 ha, el número de plantas totales utilizadas en el proyecto ascendió a 5.200.

Los terrenos fueron cultivados hasta el momento mismo de su adquisición, por lo que llevaban descansando 11 años, lo que era muy importante para el acogimiento de los nuevos plantones, que dispondrían así de un suelo con una mejora sustancial en nutrientes, lo que les proporcionaría una mayor vitalidad y calidad.

La plantación se realizó a mano por un equipo de profesionales en este tipo de trabajos. Los plantones se suministraron en bandejas rígidas de color negro (50 ud), con alveolos de 250 cm3 rellenos con sustrato orgánico, principalmente a base de turba.

Los plantones presentaron en todo momento un buen aspecto, no observándose lesiones, malformaciones, puntisecado de las hojas ú otros daños aparentes. Disponían todos de una buena consistencia, turgencia, vivacidad y tamaño de la hoja.

La preparación del terreno se limitó a un ahoyado mecanizado con retroexcavadora de 90x90x90 cm, no desbrozándose ninguna otras áreas de la parcela. Tras ello hubo que nivelar el terreno removido evitando dejar montones que impidieran la correcta plantación y la instalación del vallado protector posterior.

Tras ello, se abrió y removió una cantidad de tierra suficiente que acogiera a la planta con holgura para que el cepellón quedara correctamente enterrado y la instalación de un tubo protector biodegradable y de 60 cm de altura.

El tamaño del ahoyado (algo mayor del normal) facilitó el clavado de tres postes colocados para anclaje de la malla protectora individual colocada en derredor de cada planta, con objeto  de evitar daños por fauna silvestre o por ganado.

Además, el aumento en la profundidad de la labor también aumenta la disponibilidad hídrica de la planta, muy necesaria en climas tan escasos en precipitaciones como en el que nos encontramos.

A continuación se realizó un pisado del terreno circundante para que el suelo removido entrase en contacto con el cepellón de los plantones, evitando posibles bolsas de aire que pudiesen generar problemas en el arraigo.

Por último se realizó un alcorque para aumentar la capacidad de recogida y conservación de las aguas de lluvia, lo que es de suma importancia, sobre todo en áreas donde estas suelen ser muy escasas, como ocurre en La Mancha.

Importancia y relevancia de la adaptación: 

Lo más relevante de este proyecto es la sustitución, en una parcela de 104 ha limítrofe con el Parque Nacional, de un cultivo de regadío intensivo por la instauración de una dehesa de encina.

La eliminación de algunos de estos cultivo de regadío lleva implícita una mejora de los niveles freáticos del área que, a su vez, constituyen uno de los aportes hídricos más importantes del humedal.

Detalles Adiccionales
Participación de las partes interesadas: 

El proyecto se ejecutó atendiendo a las disposiciones referidas anteriormente del Plan Rector de Uso y Gestión del Parque (PRUG), en su artículo 6.1.3, habiendo sido desarrollado bajo la dirección de los propios Servicios Técnicos del Parque Nacional, mediante una encomienda a la empresa pública TRAGSA, que a su vez subcontrató un par de partidas, referidas al ahoyado mecanizado e hincado de postes para instalación de malla protectora, a dos empresas de la zona.

No obstante, y en una fase preliminar previa, participaron algunos operarios propios del Parque, que se encargaron de la recolección y selección de semillas, que se produjo en el paraje conocido como Quinto de la Torre, en el mismo Parque Nacional, sobre una extensión de 125,63 ha y de una gran cantidad de árboles padre, buscando su mayor diversidad genética y su futura adaptabilidad al terreno.

Las semillas seleccionadas fueron trasladadas a un vivero de TRAGSA para su germinación y cuidado, obteniendo los plantones el certificado de origen MANCHA. Allí permanecieron hasta noviembre de 2017, fecha en que se trasladaron al Parque para su plantación.

Estas actividades preliminares no tuvieron coste alguno añadido al proyecto. Todas las actuaciones se realizaron en coordinación y bajo la supervisión del personal Técnico del Parque.

Interés del proyecto: 

El estado de conservación en el que se encuentra el Parque y los problemas acontecidos hasta la fecha, son resultado de la interacción de una serie de factores tanto naturales como de origen antrópico, y de las complejas relaciones y sinergias producidas al respecto sobre un enclave particularmente frágil por tratarse de un humedal inmerso en un territorio ambiental de secano.

El efecto de algunos procesos como episodios de sequía, cada vez más frecuentes e intensos como consecuencia del cambio climático, tienen una gran influencia sobre el Parque, cuyos principales problemas son consecuencia de la deficiente gestión y ordenación desarrollada hasta fechas recientes sobre los recursos hídricos de la zona, dificultando la conservación y recuperación de hábitats y ecosistemas, así como la posibilidad de una gestión sostenible de sus recursos.

El excesivo drenaje de la zona, tanto por extracción directa de aguas superficiales como por sobreexplotación de las aguas subterráneas, llevado a cabo durante años de forma intensiva, ha ocasionado importantes daños en el ecosistema, pasando de una base agrícola de cultivo tradicional de secano propia de la comarca, a un sistema predominante de cultivos de regadío, con una elevada demanda de agua, que ha llevado a la sobreexplotación de los recursos hídricos.

Todo ello ha provocado un descenso en el nivel freático y una disminución de la superficie inundada, además de problemas de contaminación y  procesos de eutrofización en las lagunas por la concentración de nutrientes procedente de los terrenos aledaños a los cauces, contribuyendo al proceso de degradación y disminución de la calidad de las Tablas.

En los últimos años, el nivel freático en la zona se ha recuperado debido al aumento en las precipitaciones y a una mejora en el sistema de gestión del Parque y de su área de influencia, pero no a una disminución potencial del consumo, con lo cual, en nuevos periodos de sequía, volverá a situarse por debajo de los mínimos necesarios para su buen funcionamiento.

Esto significa, que para poder recuperar los niveles hídricos a su nivel óptimo, sería necesaria la eliminación de terrenos de regadío hasta el punto de que pudiese llevarse a cabo una gestión sostenible de este recurso.

Por todo ello, este proyecto de reconversión de terrenos de cultivos de regadío a dehesa manchega mediterránea de secano, con restauración de superficies por encinares, gramíneas (familia Poaceae), leguminosas silvestres (familia Fabaceae) y pastos anuales, resulta particularmente interesante, permitiendo además la conservación y recuperación del ecosistema, el restablecimiento del equilibrio hídrico en el área afectada, y el óptimo aprovechamiento de sus recursos ecosistémicos, mejorando las condiciones socioeconómicas del entorno con la recuperación del turismo natural y del pastoreo de ganado ovino manchego.

Es necesario en este sentido, continuar realizando actuaciones similares, eliminando terrenos de regadío para conseguir una reducción del consumo de agua y una adecuada reconversión de terrenos, reorientando la estructura del sector agrario hacia una gestión del sistema más sostenible, para conseguir la recuperación del funcionamiento hidrológico del Parque.

Introducir mejoras técnicas y potenciar un cambio socioeconómico en la estructura de los cultivos hacia un sistema de agricultura sostenible, compatible con el equilibrio del ecosistema, permitirá mejorar la calidad del Parque y restablecer sus condiciones naturales de funcionamiento, con una optimización de sus servicios ecosistémicos que repercutirá sin duda positivamente a nivel de desarrollo socioeconómico en la zona a largo plazo.

Éxito y factores limitantes: 

El éxito de las forestaciones o restauraciones de vegetación autóctona en el clima mediterráneo tienen su piedra angular en salvar el primer verano y, por tanto, la fecha de plantación es clave para que las plantas logren desarrollar un sistema radicular que les proporcione la suficiente disponibilidad hídrica como para enfrentarse a la elevada evapotranspiración estival.

Con frecuencia, por los plazos de ejecución de las tareas, por el clima o por las propias características de las plantas, esto no es posible y se hace necesario contribuir de manera externa en mejorar el balance hídrico de las plantas durante esta época.

En este sentido, existen dos vías de actuación:

  • mejorar o controlar el aporte de agua (riego)
  • reducir el grado de insolación que sufren las plantas

La implantación de un sistema de riego aumenta considerablemente los costes de ejecución o es imposible de establecer debido a la inaccesibilidad del terreno o a una fuente de aporte constante de agua. Por ello, se suele optar por actuar sobre el segundo término, colocando protecciones individuales, que aportan sombra y mejoran las condiciones hídricas, además de servir de protección frente a los depredadores.

Como factor limitante, uno de los problemas a los que se ven sometidas las forestaciones son los daños producidos por fauna silvestre (jabalí) o por ganado doméstico (oveja, cabra), que suelen ramonear, pisotear, escarbar o fracturar los plantones. Para evitar en lo posibles estos daños, se instaló en cada planta, una malla protectora de 1,5 m de altura, anudada de 148/18/15 y galvanizada, ceñida alrededor de tres postes metálicos.

Presupuesto, tipo de financiación y beneficios adicionales: 

El presupuesto de este proyecto de reconversión de terrenos de cultivos de regadío a dehesa manchega fue de 83.580,17 €, siendo financiado íntegramente por la Oficina Española de Cambio Climático.

Aspectos legales: 

El proyecto se ve afectado por las diferentes leyes y decretos que afectan a la propia estructura y figura del Parque.

El humedal de Las Tablas de Daimiel fue declarado Parque Nacional en el año 1973 por el Decreto 1874/1973, de 28 de Junio, por el que se declaró el Parque Nacional a las Tablas de Daimiel y se creó una zona de Reserva Integral de aves acuáticas dentro del mismo (BOE 181, de 30 de Junio de 1973).

Asimismo, el parque fue reclasificado en 1980 por la Ley 25/1980, de 3 de Mayo, sobre Reclasificación del Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel.

En 2007, a través de la promulgación de la ley 5/2007, de 3 de Abril, referida a la Red de Parques Nacionales, donde se establecen las competencias de gestión de los mismos.

Más tarde, con fecha de 27 de Enero de 2014, se ampliaron los límites del Parque por incorporación de terrenos colindantes, según resolución al efecto del Consejo de Ministros de 10 de Enero de 2014.

Con  fecha de 4 de Diciembre del mismo año el Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel, se vio afectado por la nueva Ley 30/2014 de Parques Nacionales.

Tiempo de implementación: 

El proyecto contó con una fase previa de recolección y selección de semillas que se realizó con antelación, durante el mes de Octubre de 2016, así como una posterior de germinación, desarrollo y cuidado de plantones, que se realizó en un vivero de TRAGSA, donde permanecieron hasta Noviembre de 2017.

No obstante, el proyecto real de plantación-reforestación se realizó igualmente por personal de Tragsa, con asistencia de los Técnicos del Parque, durante los meses de Noviembre y Diciembre de 2017, con una duración total de dos meses.

En definitiva, ello quiere decir que en su globalidad la preparación y ejecución del proyecto tendría una duración real de 14 meses, aunque los resultados finales del mismo se verán durante los próximos años.

Durante Diciembre de 2018, y en colaboración con WWF-España, se ha trabajado igualmente en la restauración de una nueva superficie de dehesa sobre la misma parcela caliza afectada, con la plantación de unos 50 pies/ha. Se trata no obstante de una actuación complementaria no incluida en este proyecto. Los trabajos fueron ejecutados igualmente por una contrata externa, en este caso Retamar - Obras y Servicios y Medio Ambiente SL.

Informacion de contacto
Contacto: 
  • Carlos Ruiz de la Hermosa

Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel

Organismo Autónomo Parques Nacionales (OAPN)

Correo electrónico: caruiz@oapn.es

Teléfono: 926851097

  • Manuel Carrasco Redondo

Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel

Organismo Autónomo Parques Nacionales (OAPN)

Correo electrónico: MCarrasco@oapn.es

Teléfono: 926851097

Referencias bibliográficas/Fuentes: 
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