El proyecto acometido ha propuesto indicadores y medidas de actuación muy interesantes y replicables en otras masas boscosas sometidas a los mismos principios de actuación y certificación FSC.
FSC emite certificados tanto a nivel de gestión forestal como de cadena de custodia. A nivel de gestión, el número de certificaciones ha crecido exponencialmente, superando las 301.000 ha y las 24.617 ud de gestión forestal en nuestro país. En este sentido, el sistema FSC supone un sistema de gestión adaptativa certificada con numerosos casos de éxito desde su implantación.
Los principales factores de éxito de cada fase del proyecto son los que se detallan a continuación:
- Fase I.- Se evaluaron tres montes piloto, certificados por FSC, cubriendo una variada tipología de formaciones vegetales y pinares (Pinus sylvestris, Pinus nigra, Pinus pinaster y Pinus radiata) sitos en las localizaciones referenciadas de Navahondona (Jaén), Valsaín (Segovia) y Barrantes (Pontevedra). Se realizó un análisis de los impactos, la vulnerabilidad y la capacidad de adaptación de estos ecosistemas forestales, diseñándose un sistema piloto de indicadores de seguimiento que integraba vigilancia de incendios forestales e infraestructuras de prevención y defensa ante éstos, así como un sistema de alerta temprana.
Se observó la bondad de promover la heterogeneidad espacial y la densidad de algunas masas forestales para aumentar su crecimiento, salud y valor comercial. Igualmente se observó la mayor resistencia y capacidad de recuperación ante impactos de los bosques mixtos con diversidad vegetal estructural y restauración de prácticas tradicionales silvopascícolas, con participación de la ganadería para reducir su vulnerabilidad y promover la multifuncionalidad, siendo este sistema el que mejor se adecua a las fluctuaciones del clima mediterráneo.
- Fase II.- Se aplicaron actuaciones e indicadores determinados en la Fase I en las otras tres masas forestales certificadas por FSC o en proceso de certificación, referidas anteriromente: el MUP de Los Palancares y Agregados (Cuenca), el MVMC Ombre de la Asociación Forestal de Galicia (A Coruña) y la finca de Los Carrascales, de la Asociación de Propietarios Onubenses de Montes (APOM).
El primero de estos sistemas, bajo tutela de la administración forestal desde hace más de 150 años, es un claro ejemplo de gestión forestal sostenible a largo plazo. Su vegetación principal es pino negral o laricio, con presencia de encinas, quejigos, sabinas y enebros. El segundo se trata de uno de los mejores ejemplos de bosque atlántico de ribera, donde la presencia de robles, castaños, fresnos, alisos y abedules lo definen como un espacio natural extraordinario, con baja densidad poblacional. El tercero, se caracteriza por una extensa masa forestal de dehesa mediterránea de encina y alcornoque, además de bosques de robles, rebollos y castaños.
Estos ecosistemas requieren de una cuidadosa gestión de los montes para preservar la riqueza y diversidad del entorno, y en ellos se aplicaron con éxito diferentes medidas de intervención, de acuerdo con los valores obtenidos en la evaluación de los indicadores específicos seleccionados para cada uno de ellos, referidos a:
- peligros detectados
- impactos acusados
- grado de vulnerabilidad
- estado de adaptación
Entre las principales medidas aplicadas con resultados positivos cabría señalar el fomento de la diversidad vegetal, el control de plagas, la aplicación de tratamientos silvícolas diferenciados (clareos, corta rasa, desbroces,…), el fomento controlado del pastoreo (ganadería), la disposición de medidas de prevención contra incendios (discontinuidad de copas y sotobosque, depósitos de agua,…), la gestión controlada de la explotación maderera (certificación), la recuperación de zonas de dehesa, las repoblaciones de reposición y fomento de la diversidad,…
En definitiva, en ambas fases se aplicaron diferentes medidas de actuación en respuesta a los valores observados para con cada uno de los indicadores de gestión específicos más significativos para cada zona. Todas las actuaciones y medidas implementadas se han expuesto abiertamente en la web del proyecto, como herramienta de adaptación disponible para su consulta por gestores, propietarios y responsables forestales.
Como factores limitantes, además de las necesidades financieras que siempre requieren este tipo de proyectos a largo plazo, señalar las dificultades inherentes en algunas zonas para disponer de recursos hídricos suficientes para paliar períodos de stress hídrico y olas de calor extremo, que pueden acarrear la aparición de incendios forestales.
También es dificultoso el incentivo de la actividad de pastoreo y de la ganadería extensiva, que ofrece hoy en día poco atractivo y rendimiento a las poblaciones locales.
En algunas localizaciones, conviene controlar estrechamente posibles actuaciones de regeneración o plantación que puedan alterar las formaciones vegetales naturales autóctonas con alteración de hábitats.