Las primeras pruebas de cultivo se realizaron con plantas híbridas naturales del gén. Lavandula, siguiendo las prácticas provenzales francesas. Este género comprende varias especies cuyo cultivo supone una alternativa real para la agricultura de secano en muchas zonas productivas como la afectada, en las que los bajos rendimientos medios alcanzados por cultivos tradicionales, hacen que la rentabilidad y viabilidad de las explotaciones se vea seriamente comprometida.
Se seleccionaron como especies las más frecuentemente producidas, con mayor demanda en mercado y mayor rendimiento en su procesado industrial para la obtención de aceites esenciales:
- la lavanda (Lavandula angustifolia Mill.)
- el lavandín, un híbrido natural de lavanda y espliego (Lavanda angustifolia y Lavandula latifolia), capaz de reproducirse únicamente por esquejes y con diversas variedades comerciales
Son especies de gran rusticidad, lo que les permite desarrollarse bien sobre suelos sueltos, relativamente pobres en nutrientes, con buen drenaje (son poco tolerables al encharcamiento) y exposiciones soleadas. Resisten bien las heladas invernales en su época de parada vegetativa, siendo no obstante más sensibles a posibles heladas tardías, aunque su capacidad de rebrote permite obtener producción incluso en estas circunstancias tan desfavorables.
En cualquier caso, se alternan los cultivos de lavanda y cereal. Durante los dos primeros años se deja crecer la planta, cosechando a partir del tercer año. La producción se realiza durante 10 o 12 años, tiempo de vida media de este cultivo (si se trata de terrenos vírgenes este arco de tiempo se puede ampliar un par de años). Transcurrido este tiempo, los terrenos se dedican a la producción de cereal durante 3-4 años. Con ello se consigue fertilizar, revitalizar y mejorar las condiciones del terreno permitiendo su explotación rotativa continuada según dicho ciclo. Todo va a depender del seguimiento concreto de las plantas, aportación de nutrientes en tiempo y forma, saneamientos precisos, recolección prudente y efectiva,….
La cosecha se realiza cuando las plantas están en su mejor momento para obtener la máxima calidad, pudiéndose realizar de forma manual o mecanizada, y cuando las condiciones ambientales son más favorables, evitando suelos mojados, lluvias o elevada humedad ambiental.
La siega se realiza a finales de Julio-Agosto, cuando la flor va perdiendo color y empieza a caer. El material recolectado no debe entrar en contacto directo con el suelo y debe transportarse en condiciones de sequedad e higiene (en remolques o contenedores) al punto de proceso y transformación lo más rápidamente posible.
La planta de destilación cuenta actualmente con unos 600 m2 de superficie y funciona con tecnología francesa, con una producción superior a los 60.000 kg de esencia de lavandín, aunque su capacidad es mucho mayor.
Mediante la destilación se separa o arrastra, por medio de vapor de agua, los aceites esenciales que contienen las partes de la planta sometidas a proceso. Se realiza en calderas a unos 115 oC, obteniéndose la esencia empleada posteriormente para la elaboración de perfumes, cosméticos,…
El proceso dura 2 h y 24 min, y se realiza en calderas con una capacidad entre 3.500 y 6.000 l aproximadamente, que admiten una carga desde 5.000 a 7.000 kg de materia prima.
Es muy importante evitar que quede planta sin destilar por encima de las 24 ó 48 h desde su recolección. Cuanto antes se destile una planta, después de su corte, mejor calidad de aceite se obtiene.
Se trata en todo caso de un proyecto plenamente implicado con criterios de adaptabilidad y sostenibilidad ambiental. El cultivo de la planta no necesita de excesivos cuidados ni tratamientos, precisando poca fertilización externa, que actualmente se realiza de tipo ecológico, a base de la descomposición de restos específicos vegetales.
Por otra parte, para obtener unos rendimientos aceptables en cultivo, se requiere una cuantía hídrica reducida, con unas precipitaciones anuales de aproximadamente 400-450 mm, repartidos a lo largo del ciclo, por lo que la producción se adapta perfectamente a las condiciones ambientales de la comarca.
Además, dado que la destilación es un proceso que requiere el uso de una gran cantidad de agua, el proyecto ha implantado una tecnología de recuperación máxima del agua utilizada, reciclándose casi en su totalidad y depurándose para su reutilización.