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Impactos sobre el sector turístico
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La sensibilidad del turismo al clima es muy elevada en España ya que sus buenas condiciones
climatológicas, sobre todo en el litoral mediterráneo, suponen un factor de influencia decisivo
sobre las zonas geográficas de atracción, los calendarios de actividad, las infraestructuras
turísticas y su funcionamiento y las condiciones de disfrute y bienestar de los turistas, además
de ser uno de los principales elementos de reclamo y atractivo de nuestro país.
Los impactos del cambio climático afectarían, en primer lugar, sobre el espacio geográficoturístico pueden producir alteraciones en sus ecosistemas, ya en condiciones de alta fragilidad,
dejando de reportar los beneficios sociales, económicos y ambientales disfrutados hasta el
momento. La escasez de agua provocaría problemas de funcionalidad o viabilidad económica
de ciertos destinos. El incremento de las temperaturas puede modificar los calendarios de
actividad. El aumento del nivel del mar amenazaría la localización actual de determinados
asentamientos turísticos y de sus infraestructuras. Estos impactos tendrán peor incidencia en
aquellas zonas más deterioradas, con importantes desequilibrios y con mayor conjunción de los
diferentes efectos climáticos. Las zonas más vulnerables al cambio climático se localizan en el
espacio litoral (con un alto grado de artificialización) que configura el principal producto turístico
español, turismo de sol y playa, y las zonas de montaña, sobre todo en el turismo de nieve.
La demanda turística más afectada es la asociada al turismo de ocio y vacaciones (mayoritario
en nuestro país). Los turistas modificarían su comportamiento disminuyendo la estancia media
en cada destino, retrasando el momento de la decisión del viaje y cambiando la dirección de
sus visitas hacia otros lugares, en el caso de los turistas residentes en el extranjero
quedándose en sus propios países y para la demanda nacional con desplazamientos hacia las
costas del norte o el interior. También podrían incrementarse los viajes en las interestaciones
(primavera y otoño).
Sobre la oferta turística, el principal impacto lo sufrirán de forma directa los alojamientos y
agencias de viajes receptivas de los destinos más afectados, con importantes consecuencias
económicas, principalmente en aquellas que más dependen de fuertes inversiones en
infraestructuras. La repercusión más importante para el conjunto de la economía sería una
disminución de los ingresos por turismo y para las zonas más vulnerables, que ya sufren
fuertes desequilibrios, una previsible transformación de sus condiciones económicas a medio y
largo plazo y, en el peor de los escenarios, un progresivo cierre de establecimientos turísticos y
no turísticos, incremento del desempleo y estrangulamiento económico de los destinos.
Existen muchas incertidumbre sobre la evolución turística, así se desconocen las posibles
variaciones del comportamiento de la demanda debidas al cambio climático y el nivel
cuantitativo del impacto que supondría, sobre todo en lo referente a la pérdida de la sensación
de confort y seguridad de los turistas, la pérdida de atractivo de un destino o una temporada
para el viaje. La posibilidad de detección del cambio está muy limitada en la actualidad, por lo
que se hace imprescindible la generación de sistemas de indicadores que puedan mostrar y
diferenciar los impactos por tipos de zonas y productos turísticos principalmente de litoral y
montaña. Además, las necesidades de investigación en la relación cambio climático y turismo
requieren abrir y mantener una línea específica de financiación proyectos de investigación, con
programas explícitos sobre este tema, que se integre en el Plan Nacional de Investigación y
Desarrollo e Innovación (PN I+D+I).