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Evolución climática y ambiental del Parque Nacional de Picos de Europa desde el último máximo glaciar
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El análisis de múltiples indicadores en la secuencia sedimentológica del Lago de Enol (Cordillera Cantábrica, Norte de España), junto con la elaboración de una cartografía geomorfológica de detalle, han proporcionado por primera vez, un registro de la evolución glaciar y del cambio climático durante los últimos 40,000 años en el Parque Nacional de Picos de Europa. El glaciar de Enol comenzó a retirarse de su máxima extensión hace más de 40.000 años, apoyando así evidencias anteriores de que la máxima extensión de los glaciares en el sur de Europa ocurrió antes que en las montañas del norte de Europa. Una ligera mejora de las condiciones climáticas se observa ya hace 26.000 años, cuando Enol deja de tener una sedimentación típica de lago proglaciar y pasa a un ambiente glaciolacustre, aunque no es hasta hace unos 18.000 años cuando empiezan a depositarse sedimentos orgánicos. La última deglaciación ocurrió en dos fases, finalizando con un periodo frío y seco (13.500-11.600 años cal. BP) que incluye el evento global conocido como Dryas Reciente. El Holoceno se ha dividido en tres intervalos, comenzando con un periodo húmedo y templado (11.600-8700 años cal. BP), seguido por una tendencia hacia mayor aridez durante el Holoceno Medio (8700-4650 años cal. BP), y una recuperación final de la humedad cuando el paisaje está ya modificado por la actividad humana debido esencialmente al pastoralismo y la deforestación (4650-2200 años cal BP). Además, el estudio integrado de la sedimentología, geoquímica, polen y asociaciones de diatomeas en dos sondeos cortos del Lago de Enol, ha evidenciado el impacto del final de la Pequeña Edad del Hielo (PEH) y del calentamiento global durante el siglo XX, junto a una influencia variable de las actividades antrópicas. Estudios multidisciplinares focalizados en registros lacustres excepcionales, como la secuencia del Lago de Enol (objeto de estudio en este proyecto), han permitido distinguir entre las influencias climáticas y antrópicas en la evolución pasada tanto del sistema lacustre como de sus alrededores, incluyendo la cobertura vegetal. Así, dado que el estado actual del ecosistema es, en gran parte, el resultado de esas influencias, este tipo de estudios ayudará a implementar nuevas políticas de conservación en el Parque Nacional.