La transición energética en la industria debe verse en el contexto de las tendencias globales que afectarán la demanda y las rutas de producción preferidas de productos industriales. Se espera un crecimiento en la demanda de recursos, impulsado por un aumento de ~3 mil millones de consumidores de clase media en los próximos 20 años, así como por una rápida urbanización. Esto coincide con crecientes limitaciones sobre recursos clave, como el cobre y el zinc, y con la degradación ambiental, por ejemplo debido a la contaminación del aire. A esto se suma el avance tecnológico. La rápida reducción de costos en la generación de energía renovable está impulsando una mayor electrificación. Las nuevas tecnologías digitales están mejorando la productividad. A la luz de estos avances demográficos, de recursos y tecnológicos, los actores industriales deberían reconsiderar sus estrategias. 

La descarbonización de la industria es técnicamente posible mediante una combinación de soluciones técnicas, cuya combinación óptima variará ampliamente entre sectores y regiones. También muestra que, en muchos casos, los procesos de producción descarbonizados actualmente no son competitivos en costos con la tecnología de producción convencional. En casos como estos, en los que actualmente falta un motor económico, la descarbonización requeriría avances tecnológicos, una mayor reducción de los precios de la energía sin emisiones de carbono, cambios en las preferencias de los clientes (disposición a pagar) y/o un impulso regulatorio.

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