Autor de la imagen: Guillermo Cobos Campos/Fototeca CENEAM
Hasta los años 70, el río Arga en su tramo bajo, cerca de la confluencia con el Aragón, discurría con un cauce meandriforme, ocupando una amplia llanura de inundación, con una intensa dinámica fluvial. En esta situación se consideró necesario la realización de obras para la contención de las crecidas del río, procediéndose a su rectificación y canalización en el tramo desde la población de Falces a la desembocadura en el río Aragón.
A mediados de los años 80 se observa que la canalización es insuficiente y el río se desborda en algunas crecidas. Además, el acortamiento del nuevo trazado provoca un aumento en la velocidad de circulación, que ocasiona graves desquilibrios y daños en este espacio de gran interés ecológico.
Estos fenómenos se han agravado en los últimos años debido, entre otros factores, a los efectos del cambio climático.