El autor comienza señalando que en España no se ha empezado a plantear la interdependencia entre clima, consumo de energía y turismo lo que está generando una falta de posicionamiento institucional y empresarial con relación a la mitigación de los gases de efecto invernadero y los planteamientos de adaptación al cambio climático y al cambio energético, además de una reflexión sobre la interdependencia señalada (clima, energía, turismo). Eludir el reto climático, puede constituir un grave error estratégico que no debería de cometerse. Tampoco las instancias internacionales han sido muy activas en el sector del turismo, aunque la OMT ya señala con claridad algunos puntos importantes en la relación turismo-clima: 1) Considerar el turismo en sus relaciones con la energía y el clima como un sistema de eslabones (transporte, destinos y servicios). 2) Una primera estimación sobre la “huella climática” inducida por el turismo (el 5% del total mundial) 3) La importancia del transporte (incluida la movilidad en destino) como uno de los elementos clave (75% del impacto turístico total) y en concreto, de la aviación (40% del impacto turístico total 4) Un “mapamundi” en el que se identifican los “puntos calientes” en la relación turismo – cambio climático. En el caso de España, parece que el modelo turístico creado a partir de los años sesenta, ha llegado a una situación de estancamiento. Todos los estudios sobre el clima señalan que España se verá muy afectada por el cambio climático y las zonas más afectadas coinciden con los destinos turísticos más importantes. Los trabajos realizados en torno al “Plan Estratégico del Turismo Español Horizonte 2020” han realizado una proyección al año 2020 con un resultado preocupante para el sector: estancamiento de los ingresos a valor constante, más oferta de alojamiento, peor ocupación del parque turístico existente, y aumento de la carga ambiental y climática. Como alternativa a ese escenario , el grupo de trabajo del “Área de Sostenibilidad” del Plan propuso un “Escenario Alternativo 2020” que haría posible compatibilizar tres objetivos clave: la contención del crecimiento urbanístico, la reducción de la carga ambiental/climática y la mejora de los ingresos turísticos, sobre la base de apostar por la revalorización sostenible del conjunto del Sistema Turístico Español, un aumento razonable del gasto turístico y programas de ahorro y ecoeficiencia en el conjunto del sector. Finalmente, el autor propone diez puntos de reflexión para el debate, entre otros: afrontar el reto del cambio climático, planificando la adaptación a los cambios; trabajar con una visión integrada del sector; alinearse con los objetivos 2020 de la política europea; abandonar la lógica del crecimiento ilimitado y respetar la capacidad de carga ambiental/climática; sustituir el crecimiento ilimitado por el crecimiento del valor integral e importancia de los destinos y de los servicios.