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Estrategia Canaria de Lucha Contra el Cambio Climático
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El cambio climático es uno de los mayores retos a los que se enfrenta actualmente la humanidad. El progresivo calentamiento del planeta, causado por las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) generados en buena parte por el hombre, está agravando, y empeorará aún más enel futuro, los problemas más acuciantes que afronta la población mundial y cuya síntesis más amplia es la pobreza. Serán los pobres, las naciones y las personas más vulnerables las que más pronto y severamente van a sufrir los impactos del calentamiento.
Las respuestas al reto se articulan con dos instrumentos de lucha complementarios: el arma y el escudo. El arma (la mitigación), para reducir la dimensión del calentamiento, atajando las causas, es decir, disminuyendo las emisiones de gases de efecto invernadero generadas por la actividad humana. El escudo (la adaptación), para parar los golpes, para protegerse de los impactos que tiene y tendrá el calentamiento sobre el medio natural, social y económico.
Las estrategias de lucha contra el cambio climático son las panoplias que sostienen ambos instrumentos. La presente Estrategia se enmarca en la serie de compromisos adquiridos, a nivel mundial, europeo y estatal, para reducir las emisiones y en la serie de normas, planes y estrategias formulados en el ámbito europeo y estatal. Aunque el objetivo es global, porque uno es el planeta y su atmósfera, las batallas son locales, incluso individuales. La responsabilidad de las sociedades, los grupos y los individuos no se diluyen en la dimensión mundial del problema. Y menos aún en el caso de Canarias, dado el carácter difuso de sus emisiones y los previsibles efectos del cambio sobre las Islas y, en particular, sobre su recurso natural más valioso, la biodiversidad, y su actividad económica principal, el turismo. Ambos, particularmente vulnerables al cambio, particularmente necesitados de utilizar el arma para debilitar al enemigo
y de reforzar la solidez del escudo que los ha de proteger. Estas circunstancias cuentan, como contrapartida, con el conocimiento acumulado en las Islas, que puede permitir mejores medidas para reducir su contribución al calentamiento y mejores respuestas para afrontar los efectos en el propio archipiélago y en el vecino continente. Canarias está particularmente obligada a plantearse una serie de retos ante el cambio climático, para ser consecuente con su mayor riqueza, su mayor vulnerabilidad, su responsabilidad y su situación fronteriza. La herramienta operativa que puede servir de marco para afrontar estos retos y dar respuesta a los mismos es, justamente, la presente Estrategia.
La contribución canaria al calentamiento global se produce, básicamente, en el sector energético. La disminución de emisiones, por reducción de consumos eléctricos y de uso del coche privado, tendrá que ser obra de una multitud de usuarios que reduzcan sus necesidades y su consumo.
Las administraciones podrán y deberán liderar el proceso, podrán y deberán realizar actuaciones ejemplarizantes, coordinar coherentemente sus políticas sectoriales y adoptar medidas que favorezcan e impulsen el esfuerzo de toda la sociedad, pero corresponde a ésta, a las instituciones, organizaciones y grupos, a los ciudadanos, a nivel individual y organizados colectivamente, protagonizar el proceso social de reducción de necesidades y consumos, de cambio de actitudes y hábitos, de modo de vida, hacia formas más duraderas, menos derrochadoras de recursos escasos y no renovables, como los combustibles fósiles, el agua y el territorio.
En Canarias, especialmente, y dada la íntima conexión entre consumo de recursos y emisiones de gases, la lucha contra el cambio climático no es sino una dimensión del avance hacia modos de desarrollo más sostenibles.
Ambos son procesos sociales que requieren de una amplia implicación y exigencia sociales. Pero el cambio climático acota el plazo, marca el tiempo del avance, no sólo en función de los compromisos internacionales y estatales a cumplir en fechas determinadas (2012, 2020, 2050) sino, y sobre todo, por la velocidad a la que se manifiesta y avanza un calentamiento global que nuestra eventual inactividad o escasa implicación contribuirá a acelerar.
Por ello, la presente Estrategia y, en particular, el Plan de mitigación de emisiones que constituye su eje vertebral, quiere poner el máximo énfasis en la educación y la formación, como elementos esenciales para el cambio de actitudes y hábitos sociales e individuales que, a medio y largo plazo, serán los exclusivos garantes de su éxito. Por supuesto que hay medidas, muchas medidas, para lograr la reducción de emisiones; pero su cabal cumplimiento es imposible si no se desarrolla paralelamente una intensa labor de información, educación, formación y sensibi lización que logre implicar paulatinamente a la sociedad y, en especial, a los niños y los jóvenes, más permeables y sensibles a la problemática ambiental, con más fuerte y dilatada proyección en sus nuevas actitudes, con más capacidad de cambio para sí mismos y para su entorno familiar y social.
De ahí que la Estrategia Canaria de Lucha contra el Cambio Climático pretenda servir también como instrumento didáctico, sin renunciar al imprescindible carácter técnico de sus propuestas, para ayudar a entender el objeto y los medios, el uso del arma y del escudo en la larga batalla que afrontamos. Solamente así, podrá este documento servir como marco eficiente para orientar e impulsar la contribución de la sociedad canaria al esfuerzo global, el avance hacia estructuras sociales y económicas más duraderas y, sobre todo, hacia un futuro mejor para quienes son los legítimos propietarios de nuestras Islas: las futuras generaciones, para las que estamos obligados a hacer una gestión cuidadosa de su patrimonio, con el fin de dejarles un archipiélago mejor, en un planeta más habitable.