El cambio climático conlleva riesgos particulares para los entornos frágiles, en los que la capacidad para hacer frente a los problemas tiende a ser baja. Los impactos en el clima pueden agravar las vulnerabilidades estructurales, como las reivindicaciones políticas, la desigualdad, la marginación basada en el género, la inseguridad alimentaria, la debilidad económica y el desplazamiento de personas en gran escala. En los entornos que ya son frágiles, estas interacciones pueden intensificar los problemas de seguridad y exacerbar la inestabilidad. En los peores casos, los cambios climáticos pueden sobrecargar a los Estados ya las sociedades, aumentando los riesgos de violencia, inestabilidad y conflicto. Así, una cuestión clave que deben plantearse los encargados de la formulación de políticas y los agentes operacionales, no es tanto si el cambio climático interactúa con la dinámica de los posibles conflictos, sino más bien cómo interactúa, y cómo se deben abordar los riesgos emergentes. Por lo tanto, existe la doble necesidad de comprender mejor cómo se manifiestan estos riesgos en diversos entornos geográficos y qué pueden hacer agentes, como la ONU, para afrontarlos. El presente conjunto de instrumentos fueron elaborados por el Mecanismo de Seguridad Climática con el apoyo de asociados de todo el sistema de las Naciones Unidas y fuera de él, a fin de encontrar un enfoque común para estos desafíos y elaborar respuestas adecuadas y oportunas.