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El sector forestal de la Península de Zapata en Matanzas (Cuba). Aspectos de su interrelación con el cambio climático
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El calentamiento de la tierra en unos pocos grados durante el transcurso de diversos milenios ha sucedido muchas veces en la historia del planeta sin graves consecuencias, ya que la diversidad biológica ha tenido suficiente tiempo para adaptarse (Sorensen, 1995). Pero en la actualidad la mayoría de los científicos coinciden en que las temperaturas se elevarán a un ritmo demasiado rápido para permitir la adaptación de los ecosistemas; este aumento progresivo de la temperatura, provocado por la acción del hombre, es a lo que se le denomina hoy CAMBIO CLIMÁTICO (CC).
Cuba, no está exento de sufrir impactos por el CC, de hecho, la temperatura media ha aumentado % °C con respecto a la media del siglo anterior, aumentando deforma más rápida la temperatura terrestre con relación a la del mar. Se esperan conmociones por el aumento del nivel del mar, y se reportan variación de las lluvias, aumento de la salinidad, incremento e intensidad de los huracanes. Muchos de los pronósticos descritos como consecuencia o causa del CC, han sido identificados a escala nacional (MINAG, 2007), agravados estos por la situación ya existente en el sector agrícola, sección donde se haya implícito el sector forestal, entre los cuales se citan la degradación de los suelos, afectaciones a la cobertura forestal; la contaminación; pérdida de la biodiversidad; carencia de agua, entre otras (MINAG, 2007).
Para el sector forestal cubano se identifican en principio dos tipos de impactos ocasionados por la ocurrencia del cambio climático (Alvarez etal, 1998):
1. El aumento del nivel del mar,
2. La frecuencia e intensidad de las lluvias,
Mientras que a partir del 2001, se consideró además la posible ocurrencia de otros impactos (IPCC, 2001) sobre este sector:
3. Aumento de la ocurrencia de incendios forestales.
4. Reducción de las formaciones boscosas.
Según referencias del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, 2007) constituyen los estados insulares y las zonas costeras bajas las de mayor riesgo por el aumento del nivel del mar. Por tal motivo, Cuba, como país insular, sobre todo en el sector forestal, ha identificado entre las zonas de riesgo la Península de Zapata, enclavada en la provincia Matanzas, por constituir una zona costera de bajas altitudes.
La provincia Matanzas, constituye la tercera región del país con cobertura boscosa al término del 2006, concentrando en ella la mayor cantidad de bosques naturales (segundo lugar) fundamentalmente en la Ciénaga de Zapata (81% de los bosques naturales de la provincia y 14% de los bosques naturales del país) (Diago, 2007). Esta península representa el mayor humedal del Caribe Insular con una acentuada diversidad biológica. Sin embargo debido a su condición de humedal y escasas pendientes, esta región sureña constituye una de las de mayores riesgos debido al aumento del nivel del mar. A pesar de esta situación se carece, en esta región, de una evaluación sobre la interrelación del sector forestal con el cambio climático (PROBLEMA), en correspondencia con ello se plantea como objetivo general, determinar el grado de incidencia del cambio climático y la capacidad de retención de carbono sobre la cobertura boscosa del mayor humedal del Caribe Insular mediante la determinación de los impactos esperables en las áreas de la EFI Ciénaga de Zapata, y formular una primera alternativa como estrategia de adaptación y mitigación para contrarrestar tal efecto. Para ello se realizó un estudio de Impacto v Adaptación, tomando los escenarios IS92A del IPCC (1995) e Instituto de Oceanología (Cuba, 2006) teniendo en cuenta que uno prevé los mayores y otro los menores valores de elevación del nivel mar para el país; se realizó el cálculo de los impactos ocasionados por los huracanes para lo cual se convirtió en masa el volumen perdido por la destrucción o caída de los árboles; se realizó el cálculo del impacto relacionado con el carbono liberado por los incendios forestales ocurridos desde el 2001 hasta el 2007 empleando dos metodologías: la primera, elaborada por Mercadet y Álvarez (2006) y la segunda, por el método de Herbert citado por Cuerpo de Guardabosques de Cuba (2006). Se determinó el impacto del incremento de la concentración de C02 sobre la fotosíntesis de algunas especies forestales empleando para ello el equipo LI-6400. Se realizó un estudio de Mitigación aplicando una primera metodología donde se utilizó el Factor de Contenido Medio de Carbono, utilizado a escala internacional, y una segunda metodología (propuesta por Mercadet y Álvarez, 2005), donde se empleó el coeficiente de carbono medio determinado para las maderas cubanas.
Los resultados obtenidos en cuanto al impacto ocasionado por el aumento del nivel del mar, notifican que, para el año 2100 los impactos negativos ocasionarán considerables daños (sobre todo en aquellos lugares con pendiente igual o inferiores a 0.08%, al afectarse incluso áreas de vegetación boscosa no inundadas que se encuentran hacia zonas interiores por el aumento considerable de las ciénagas, canales y lagunas.
Respecto al impacto ocasionado por la incidencia de los incendios forestales, ambas metodologías coinciden en reportar que 8% de las emisiones ocurren en los bosques naturales. Con relación al impacto ocasionado por el incremento de C02 sobre la fotosíntesis, se denotó que los ejemplares arbóreos estudiados mostraron de forma general, una tendencia directamente proporcional entre el proceso fisiológico y la concentración de C02 atmosférico, aunque ocurrieron diferencias en la respuesta adaptativa a nivel ínter e intraespecífico frente al incremento de las concentraciones de este GEI, lo cual evidencia que cada especie y cada individuo presenta su propio comportamiento ante el cambio climático.
Con relación a los estudios de mitigación, en las plantaciones adultas se destacan las especies Casuarina equisetifolia y Calophyllum calaba con los mayores estimados de carbono retenido; en las plantaciones jóvenes, sobresalen Casuarina equisetifolia y Colubrina arborescens. Teniendo en cuenta el contenido de carbono en corteza, Cupania glabra (guara); Mastichodendrum foetidissimum (jocuma) y Tabebuia angustata (roble) presentaron los mayores valores porcentuales, sin embargo en la madera Tabebuia angustata (roble); Oxandra lanceolata (yaya) y Nectandra coriácea (sigua) registraron los niveles más altos. Considerando la eficiencia en el uso del nitrógeno, indicador de los gramos de materia seca capaz de ser producido por cada gramo de N2 absorbido, lo cual constituye un indicador del carbono retenido por cada gramo de N2 absorbido, Eugenia buxifolia produjo la mayor cantidad de materia seca (457,46 g), seguida por T. tilaceum y L. latisiliquum. Respecto a la cantidad de carbono retenido atendiendo al N2 absorbido, Cupania glabra (416,04 g) registró los acumulados superiores, indicando que constituye un ejemplar con una notable superioridad en la eficiencia de la utilización del nitrógeno. Mediante la utilización de los cocientes carbono - nitrógeno (C/N) de las especies Eugenia buxifolia, Lysiloma latisiliquum y T. elatum mostraron elevada capacidad para secuestrar carbono por cada unidad de N2 empleado.
En los bosques naturales la formación boscosa los bosques semicaducifolios sobre mal drenaje y la categoría manejo especial presentaron los mayores valores en biomasa y carbono retenido por hectárea. En los estimados del carbono presente en los suelos, en las plantaciones R. mangle constituye el ejemplar arbóreo de máximos valores, representando 61.40% del carbono retenido en el suelo por estas. Los resultados obtenidos a escala de laboratorio, reportan que en suelos de mal drenaje donde se sustentan plantaciones de C. equisetifolia y T. elatum es retenido por la primera 4.3% a 5.27% y por la segunda 12.17% a 17.55%. El carbono retenido en el sustrato representa entre 97.74% del carbono retenido total por hectárea (I metodología) a 96.84% (II metodología). El carbono retenido en los suelos Ferralítico Cuarcítico Amarillento oscila entre 0,1685 % a 0,26%, valores obtenidos a escala de laboratorio. En suelos de los bosques naturales, se retiene la mayor proporción en los semicaducifolios sobre caliza y los productores. Las áreas por reforestar muestran un estimado entre 53.00 MgC02/ha a 66,28 MgC02/ha de carbono retenido total.
En las áreas inforestales se preserva 42.87 Mg/ha de carbono retenido en la biomasa. Las zonas cenagosas concentraron una superior cantidad de carbono con relación al resto de las categorías. Pero a pesar de encontrarse retenidas tales unidades de carbono, EFI Ciénaga de Zapata en el período 2001 al 2007 redujo paulatinamente sus áreas boscosas, siendo el 2002 y 2005 los años más marcados, aspecto influenciado por la incidencia de talas e incendios forestales, por ello necesitará 15 años para cubrir su patrimonio. La valoración económica de tales recursos naturales y servicios ambientales constituye un tema que posee suma relevancia en la práctica internacional actual y su clasificación depende del criterio que se elija. Tomando como base la referencia de que 1 m3 de madera dura y/o semidura equivale a un valor de 100 $ y 80 $ respectivamente, aplicando el principio de beneficio bruto (Gloria, 2001), conociendo además, las pérdidas a tener por la entidad, se infiere que para el 2100 el costo monetario oscilará entre 8946254.40 $-11182818.00$ (según escenario descrito por el Instituto de Oceanología de Cuba) a 10116256.00 $- 12645321.00$, (según escenario IS92-A). Tomando como base el supuesto económico que 1 t de carbono equivale a 10 USD, y los reportes ofrecidos en el año 2006, así como el carbono retenido, la entidad registrará un total de 30413.20 USD; aplicando el método establecido por Gloria (2001) la EFI tendrá 18119.20 $ a 22649.00 $ como valor monetario de las toneladas de carbono retenidas en ese año.