La desembocadura del Oka que conforma su estuario es la zona donde la dinámica sedimentaria estuarina es más activa debido a que ahí coexisten la acción del oleaje, de las corrientes de marea y del viento, cuyo equilibrio se halla condicionado por un continuo movimiento de arena entre sus diferentes elementos constitutivos y cuya continua variabilidad da lugar a constantes procesos de erosión, transporte y sedimentación de arenas en distintas zonas.
No obstante, el estuario de Urdaibai es el más extenso (1.015 ha) y mejor conservado de la costa vasca, comprendiendo el área de ubicación de las dunas de la playa de Laida, incluida en el LIC Zonas Litorales y Marismas de Urdaibai (ES2130007) y la ZEPA Ría de Urdaibai (ES0000144).
Por otra parte, y en general los ecosistemas dunares naturales son realmente escasos, alterados y en proceso de regresión en la costa vasca. Y en estas condiciones, la regeneración de las dunas de Laida supone una superficie de aproximadamente 6 ha, teniendo por tanto una repercusión importante en la recuperación de todo el ecosistema estuarino.
En este sentido, el proyecto de regeneración del sistema dunar de la playa de Laida surgió realmente a finales de los años 90 ante la preocupante situación que ofrecía dicho sistema como consecuencia de su pérdida y deterioro continuado desde hace más de 50 años, en que perdió su papel de protección y configuración litoral y de conservación del patrimonio natural. La idea fundamental consistía en restaurar la playa de Laida, en la Reserva de la Biosfera de Urdaibai, mediante la regeneración de sus dunas litorales, recuperando su funcionalidad en todos los aspectos y dando respuesta a una demanda de gran interés social.
La regeneración comenzó realmente en 1999 a partir de un experimento piloto realizado en la zona noroeste de la playa para determinar las características ambientales del entorno, observar la dinámica de captación y acumulación de arena, y cuantificar el volumen de arena depositado en la zona de acumulación. El resultado confirmó la capacidad de la playa para poder albergar de nuevo un gran sistema dunar capaz de estabilizar y consolidar la playa de Laida, y se redactó un proyecto integral de regeneración del sistema dunar, con el fin de consolidar la playa en su conjunto que se desarrolló posteriormente en 2001, 2002 y 2003, colocándose captadores de arena y procediendo a la plantación vegetal de especies dunares. Los resultados obtenidos, avalados por un riguroso estudio científico, animaron a extender la actuación a un ámbito superficial muy superior, que es el que se acomete con la colaboración de LIFE-Naturaleza a través del proyecto de “Regeneración integral del sistema dunar de la playa de Laida” (LIFE04NAT/es/000031), concedido durante el período 2004-2007 al Patronato de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai como beneficiario del mismo.
En este sentido, una de las mayores amenazas que existían sobre los reducidos hábitats dunares existentes o los potencialmente recuperables, se centró en la intrusión de visitantes, aunque también eran susceptibles de influir otros factores naturales y antrópicos que pueden impedir la configuración de ecosistemas dunares maduros.
Esta intrusión, ligada a otros factores como la acción eólica (en ausencia de obstáculos que capten la arena transportada), los eventos catastróficos (arrastres de arena en grandes temporales), la influencia mareal, el oleaje y la necesidad de reubicación adecuada de los materiales dragados para la apertura del canal, impide el desarrollo estructurado de espacios dunares, con la pérdida de acumulaciones en formación y disminuyendo la capacidad de las dunas de almacenar arena, afectando al equilibrio hidrodinámico de la ría.
Además, la existencia de una empresa importante de construcción naval en el interior de la ría hace preciso el dragado periódico del canal de entrada con necesidades de un vertido de arena que anteriormente y en ocasiones ha supuesto el relleno de áreas de marisma. En cualquier caso, el volumen de arena a extraer debería ser el mínimo posible y responder exclusivamente a las necesidades reales de calado de ese momento, ya que no existe un “dragado definitivo” y cuanto más sedimento se extraiga y vierta más severa será la respuesta posterior del sistema estuarino como consecuencia de su elevado dinamismo.
No obstante lo expuesto, la sucesión de fuertes temporales vivida en 2014 arrastró gran parte del área intervenida y las actuaciones realizadas, pero dejó también algunas lecciones aprendidas sobre cómo enfocar la adaptación en este tipo de entornos, que sirvieron para plantear las nuevas actuaciones a implementar para la adecuada restauración, recuperación y consolidación de las zonas afectadas.